Llamadas “consecuencialistas“: Las cosas son buenas o
malas dependiendo del daño o bien que producen.
Esta norma tan bonita y tan fácil se complica cuando
tenemos que aplicarla en la práctica: ¿es el daño esperado o el producido? ¿qué
es un daño? ¿a qué plazo se toma la decisión? ¿a quiénes se tiene en cuenta – a
una “raza”, a una especie, a los animales, las plantas, las piedras…?
Todo eso son preguntas que debe responder esta moral
digamos “utilitarista” o si lo prefieren, “maquiavélica”. De hecho
“utilitarismo” es el nombre de una moral de este tipo (Jeremy Bentham).
…
Todas estas direcciones tienen sus ventajas y sus
inconvenientes, pero evaluar eso ya es “salirme del armario” y reconocer que mi
moral está basada en las consecuencias. Incluso a la hora de evaluar qué tipo
de moral es la mejor, yo me fijo en sus ventajas e inconvenientes… es decir, en
sus consecuencias.
Las morales basadas en el motor, tienen como ventaja que
garantizan el potenciar lo mejor del ser humano. Como desventaja, desde luego,
que pueden llevar a actos espantosos y perfectamente inútiles… se me ocurre que
suicidarse antes de caer en manos de un “enemigo” puede ser un buen ejemplo,
aunque no siempre.
Las morales basadas en los actos tiene la limpieza de que
es generalmente fácil evaluar si un acto es bueno o malo. Eso sirve para hacer
más difícil el justificar actos innobles en nombre de otra cosa: Si un acto
está prohibido, es malo, y punto. Desde luego, seres abyectos pueden acabar
usando esos sistemas de leyes y prohibiciones en su propio provecho, y además
el seguimiento estricto puede llevar a decisiones catastróficas en nombre de la
Ley Sagrada.
Finalmente, como es lógico, el tercer tipo de moral tiene
las ventajas y desventajas simétricas a las anteriores: Es la que, en un caso
ideal, más bien producirá y más mal evitará… pero es la más difícil de evaluar,
la más fácil de manipular, y desde luego puede ser usada por seres abyectos
para justificar actos abyectos (por eso Maquiavelo tiene tan mala fama, el
pobre).
Desde luego, pocas moralidades son “puras” en el sentido
de esta clasifiación. El judaísmo puede ser muy ritualista, pero uno de los
Mandamientos es el amor a Dios y al prójimo (y según algunos rabinos, el más
importante). Y por otro lado, sus textos más respetados están llenos de
argumentos y contraargumentos que aluden constantemente a las consecunencias de
los actos.
El cristianismo se orienta más hacia el amor (“Dios es
amor”), pero no por eso abandona los códigos de conductas buenas y malas, ni
tampoco (al menos en los
Cristianos reflexivos) ignora las consecuencias
previsibles de los actos: Hacer daño por amor, no es considerado amar.
A pesar de que el mundo real siempre va a ser más
complejo que este modelo, creo que sí puede ser útil observar las reglas
morales, y los sistemas morales (de ideologías, religiones…) a la luz de estos
tres “tipos puros”.
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