Llamados “deontológicos”: Se determinan actos
obligatorios y actos prohibidos. Hacer los unos y evitar los otros siempre es
bueno, y lo opuesto, malo.
Hannah Ardent se encontró con este tipo de moral cuando
le dijo a su rabino “ya no creo en Dios“: éste respondió “¿y quién te ha pedido
que creas?“. Lo importante para éste rabino era el cumplimiento de los ritos y
normas del judaísmo, no la fe. Esa filosofía impregna realmente todo el
judaísmo (aunque no estoy nada seguro de que todo rabino hubiera contestado lo
mismo), y uno de sus máximos exponentes son los Diez Mandamientos.
También la filosofía de Kant incluye una moral
deontológica.
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